sábado, 26 de febrero de 2011

más que mirarse (II)

Me llamo Esther, Esther Fernández Navarro, y hace tres años bajé a los infiernos. Luego volví a la superficie,  pero ésa es otra  historia.
Hace tres años, Charo se fue para siempre, y Miguel…bueno… Miguel también se fue para siempre.
Charo no era mi madre, ni mi hermana, ni siquiera era mi tía, pero era mi única familia, la única que yo había conocido. En realidad Charo era la mejor amiga de mi madre, y cuándo mis padres murieron en un accidente de coche, yo me convertí en la única herencia de esta mujer , independiente y liberada,  que, de repente , de la noche a la mañana, se encontró con la difícil tarea de lidiar con un dolor que le pertenecía , el de la pérdida de su amiga de la infancia, y otro dolor que no le pertenecía, el de una niña de siete años asustada y huidiza, un dolor y una responsabilidad con los que nadie más quería cargar. Yo no tenía abuelos, y la única hermana de mi padre, con la que éste no se  hablaba desde tiempos inmemoriales, no sólo no mostró interés alguno por mi, sino que desapareció y volvió a Londres, donde residía, apenas terminado el funeral. Así fue como Charo desmanteló la casa, recogió mis escasas pertenencias, los cientos de libros que mis padres habían atesorado a lo largo de sus vidas, las fotos y  los diarios de mi madre, que guardó durante años y años y me regaló, envueltos en papel de estraza, el día que cumplí dieciséis … y a mi….Cogió todo esto y lo llevó a su piso de Orillamar, que también era una herencia, ésta legítima, de sus padres. Era  un piso grande y espacioso, con una hermosa galería y muchos valiosos y pesados muebles caoba, una biblioteca sensacional  y una colección diversa de alfombras persas que cubrían la brillante y pulida tarima de roble.  Un piso que ahora era, cosas de la vida, mi propia herencia legítima.
Así, en circunstancias tan desafortunadas comenzó nuestra convivencia. Charo era maestra, de las mejores maestras que han podido existir, entregada a sus alumnos y a lo que para ella era la suprema llave de la libertad , la educación. Nunca gritó a sus alumnos, nunca les obligó a aprender las cosas de memoria o al fuerza, sabía que lo que se impone por la fuerza se acaba rechazando, no, ella seguía la máxima de Horacio, ”endulzar la píldora” me decía, lo que debe hacer un educador es endulzar la píldora, hacer llegar a sus alumnos de forma amena e interesante lo que quiere transmitir, que ellos mismos lo acaben buscando, no sirve de nada obligar a los niños a acumular datos, fechas, nombres de reyes, batallas… hay que enseñarles a pensar, a ser críticos, a buscar la información por sí mismos…así , aunque acaben en una fábrica o en una cadena de montaje, sabrán hacerse respetar, conquistarán un espacio íntimo de libertad que les permitirá realizarse de otras formas. Sus alumnos la adoraban, y años después de jubilarse, incluso, me moría de orgullo docenas de veces, cuando en el súper, en la biblioteca, por la calle, algún adulto , visiblemente emocionado y con gran respeto se le acercaba : “Doña Charo, usted es doña Charo, verdad ¿?”  Ella les plantaba dos besos en las mejillas y siempre, siempre, recordaba sus nombres. Era una apasionada de la Historia, especialista en Historia de España, y leía y leía incansablemente sobre la guerra civil, sobre la República, siempre decía que daría lo que fuese por haber podido vivir los días de la República y que este país jamás había tenido una oportunidad igual a aquella.
-Ya lo decía Gil de Biedma, hija, de todas las historias , la de España es la peor, porque acaba mal…. Y que razón tenía hija ,que razón… Habíamos conseguido las de Dios aquí niña, educación para todos, laica y gratuita, libertad en todos los ámbitos , avances sociales, cobertura social… podíamos haber llegado tan lejos….pero claro llegaron esos pistoleros, y dando tiros nos secuestraron el país, cuarenta años nos robaron, nada menos….Y no se conformaron con eso, no, nos secuestraron el alma, que aquí, y lo decía Gil  también, que somos un intratable pueblo de cabreros, quien más quien menos, acabó teniendo síndrome de Estocolmo…y acabó dando por bueno que pensaran por él, quien más quien menos acabó dando por normal esa puta moral de Acción Católica que te detenían por besarte en la calle, si quererse es lo más bonito del mundo hija,  pero si veían a uno soltándole un mamporro a la mujer en la calle, pasaban de largo y decían que algo habría hecho, la pobrecilla….si es que indigno hija, hija, me indigno, tantos años en manos de los peores, los reaccionarios ,los machistas, los chupacirios esos de mierda… y toda la gente que merecía la pena, que pensaba, porque ellos, los traidores, tenían el poder y las pistolas y los nuestros, entre otras cosas, tenían la razón, y cómo acabaron… todos asesinados o en el exilio…qué país se va iba  construir así, sin ellos ¿? , pues eso, un país de memos y sometidos, fácil de gobernar, que era lo que querían esos cabrones….
Era anticlerical confesa y activa, y más de un disgusto tuvo por ello, padres de alumnos que le venían a recriminar que si no les enseñaba a sus hijo a rezar…ella llegaba a casa furibunda, y mientras poníamos la mesa , se desahogaba …. Te lo puedes creer hija, que se me ponen como hienas porque les digo que la educación es enseñar a pensar y que no se puede pensar con libertad si se educa desde dogmas o ideologías. Y van y me dicen que tienen miedo de que el párroco no les quiera hacer la comunión a la criatura…claro de eso viven esos cabrones desde hace siglos, del miedo y la culpa…ya lo decía Lorca, que por qué no el Cristo sonriente, el Cristo de los niños….no que va, a éstos les interesa el Cristo de la sangre y de los clavos, les interesa que la gente viva con culpa y con miedo, porque si no, cuanto les iba durar el chiringuito ¿?
Y así crecí yo, leyendo incansablemente y aprendiendo que el miedo  y la culpa no sirven para nada, si acaso, para amargar el corazón y no disfrutar de las cosas. Porque Charo era una mujer que supo disfrutar de la vida. Tuvo todos los amantes que quiso, pero siempre huyó del matrimonio. Decía que eso de la monogamia era una falacia burguesa, un invento del macho para preservar su apellido y su  patrimonio, porque las mujeres siempre estábamos seguras de cuál era nuestra sangre, que para eso paríamos a nuestros vástagos, pero ellos sólo podían estar seguros si tenían a la mujer bien sujeta en casa, así se aseguraban ellos eran los únicos que las tocaban… porque eso de que el patrimonio acabe en manos de sangre ajena…eso lo llevan peor que lo otro…y se partía de risa.
Todas las tardes íbamos a la calle Real, a merendar chocolate con churros y también de tiendas, porque Charo era muy coqueta, y le encantaba ir siempre a la última, arreglada y maquillada y tenía varios armarios llenos de ropa  y joyeros y joyeros llenos de bisutería. Además, odiaba las colonias, sólo usaba perfumes caros y siempre olía como los ángeles.
La verdad es que siempre me consintió mucho. Ya en la adolescencia, mis amigas me tenían una envidia atroz, porque Charo no me ponía horarios, me compraba toda la ropa que quería y hablaba conmigo de chicos como si fuera una amiga  y no una madre. Cuándo a los dieciséis conocí a Miguel, en el instituto y me enamoré de él, Charo me llevó al ginecólogo, me compró la píldora y me dijo: “ Mira, hija, el amor es lo más bonito de la vida, y hay que disfrutar del cuerpo y de la belleza mientras uno es joven, y disfrutarlo bien, pero protégete, porque si te quedas embarazada ahora, la que te cagas la vida eres tú, para ellos es mucho más fácil, todo es mucho más fácil para ellos”
En nuestra casa no se celebraban santos ni fiestas de guardar, pero todos los años, cada catorce de Abril, para conmemorar la República,  Charo abría la casa para sus docenas de amigos y montaban una comida opípara y generosa, regada con una sobremesa de música y gin –tonics que se alargaba hasta bien entrada la noche. Y todos los años, al acabar la fiesta, cuando todos sus amigos se habían marchado ya y recogíamos, me decía lo mismo:
“hija, cuando yo me muera, no quiero funerales ni llantos. Quiero que me incineren con mi mejor vestido y la bandera tricolor y que alguien cante” Me va la vida en ello,”. No quiero responsos, si algún chupacirios osa asomar la sotana , lo corréis a escobazos, como a la cucarachas. Luego os reunís todos, como hoy , y os vais a cenar a lo grande y a tomaros unos martinis  a mi salud, invito yo. Y luego ya, cuando tengas tiempo, te vas tú solita allí a la Torre, donde el cementerio de las palabras, y tiras mis cenizas al mar, sin que te vea nadie”

Y me hacía prometerle que así lo haría. Y se lo prometí, docenas de veces, cada 14 de Abril, durante años.
Y bueno, hace tres años , tuve que hacer todo eso.
Fue un cáncer, cómo no, uno fulminante. En menos de  un año se la llevó de mi lado. Un día Charo se cayó en la acera, mientras esperaba a que yo bajase de mi casa, la que compartía con Miguel desde hacía diez años, para ir de compras. Nos dijeron que era un tumor en la cabeza , inoperable, y que era difícil precisar cuándo tiempo llevaba allí. Fue imposible convencerla de que se tratara en un hospital, dijo que ya sabía que se iba y que se iba a morir con dignidad, como había vivido, que no quería que nadie le limpiase el culo y que, además , no iba a renunciar a pasar sus últimos días sin fumar , ni a vestirse con una bata de algodón horrorosa, con la de ropa que ella tenía.
No quiso trasladarse a nuestra casa, ni que yo me instalase en la suya, cosa que acabé haciendo de todos modos, pero otras razones.
En esa época yo daba clase de Lengua y Literatura en un instituto público. Fue la única condición que Charo me había puesto a cambio de tanto amor y tanta atención como me había dado, que estudiase, que estudiase mucho. Con eso no transigió nunca, no toleraba una mala nota, y , en época de exámenes, Miguel tenía vetada la entrada en casa: “ Prepárate hija, estudia mucho, asegúrate un futuro digno, sin libertad económica no hay libertad, y yo no te he educado para que dependas de ningún hombre, demuestra lo que vales y te respetarán, te dejarán vivir tu vida en paz “ Eso me lo repetía hasta la saciedad “ sin libertad económica no hay libertad “ Así que me quemé las cejas para sacar la carrera y la oposición de enseñanza, para devolverle parte de lo  mucho que me había dado. En realidad, mi sueño era otro, yo quería ser librera, quería regentar mi  propia librería, pero ella me decía que si eso era lo que soñaba, acabaría haciéndolo da todos modos.
Aquel día, poco antes del final, salí del instituto a las dos y me fui derecha a su casa, como hacía cada día desde que enfermó. Entraba todos los días con el corazón en un  puño, temía encontrármela en el suelo, inconsciente o….bueno… eso , lo peor. Pero ese día  ella estaba radiante, arreglada como para ir de cena y me dijo “ven hija, que no quiero que me tengas que llevar en ambulancia cuando llegue el momento, que poco estiloso sería “  Y me puso en las  manos las llaves de un Fiat 500 rojo con los asientos y el volante de cuero color crema, que estaba aparcado en la puerta de la casa. Hacía siglos que yo me quedaba embelesada mirando ese modelo de coche cada vez que tropezábamos con uno en alguno de nuestros muchos paseos, pero nunca se lo había dicho a ella, sólo con Miguel fantaseaba con la idea de comprármelo. Pero ella se había fijado , como siempre, se anticipaba a mis deseos, me consentía hasta el final.
Nos pasamos la tarde recorriendo la ciudad en coche, las dos juntas, con la música a tope y riéndonos como niñas. Cuando llegué a casa por la noche, hervía de impaciencia por contárselo a Miguel, quería invitarlo a cenar y darle una sorpresa. Pero él esquivó mi boca cuando fui a besarlo y me dijo “siéntate, por favor Esther, quiero hablar contigo”
No me dijo que había otra , ni que quería que nos diésemos un respiro, no . Fue más grave. Me dijo “ya  no te amo Esther, te quiero muchísimo, eres mi compañera, pero ya no te deseo, ya no te amo y no quiero seguir viviendo así” Ya estaba, no había nada más decisorio , era una sentencia no sólo firme, sino definitiva, contra ella no cabía recurso alguno.
Y bueno, qué decir, que no lo esperaba… mentira….hacia ya años que parecíamos más compañeros de piso que amantes. Además, ninguno de los dos habíamos estado con nadie más , llevábamos juntos quince años, no habíamos conocido otros cuerpos, otro placer, otro dolor que no fuera el nuestro, ése que habíamos cultivado con esmero y pasión los primeros años y que habíamos ahogado a fuerza de rutina y desinterés los últimos. Así que ,sí, lo esperaba, pero de una forma inconsciente que no había tenido el valor de mirarlo de frente, simplemente me dejaba llevar  por el miedo a perder lo único conocido y pensaba “ y quién conserva la pasión después de tantos años ¿? …nadie… pues eso… tenemos otras cosas… la seguridad, el compañerismo…el sexo no es lo más importante, eso dicen todos…
Pero, por primera vez en mi vida, desoí las enseñanzas de Charo, porque tuve miedo. Y no un miedo gestionable, racional…no… Tuve pánico…. pánico  irracional y cegador, pánico asfixiante y negro. Y sentí culpa, culpa  igual de irracional y no menos asfixiante… qué había hecho yo mal ¿? Por qué las dos  personas que más quería en el mundo se iban de mi lado?
Aquella noche Miguel y yo lloramos juntos, horas y horas lloramos , como dos niños. Lloramos por nuestra juventud compartida y por nuestro futuro incierto. Lloramos por nuestra casa , que descomponía en el vacío para siempre y por los hijos que nunca íbamos a tener, lloramos y lloramos y finalmente hicimos el amor por última vez, sin dejar de llorar y abrazándonos como dos náufragos, desesperados y ateridos de frío y de miedo. Ya de madrugada me levanté del suelo con gran esfuerzo, Miguel dormía sobre la alfombra .Lo tapé con una manta , hice una maleta con lo imprescindible, y me fui a casa de Charo, en cuyo regazo seguí llorando y llorando, hasta que por fin, de puro agotamiento, me dormí. Por los resquicios de la galería se colaba ya el amanecer.



jueves, 24 de febrero de 2011

más que mirarse (I)

Más que mirarse, se admira, se contempla, se analiza, como si no fuesen sus ojos, como si la mirada misma no le perteneciese. Se siente ligeramente, embotada, ida, la cabeza y los sentidos en una calma artificial, semejante al que sigue  a un estado de euforia prolongado.  El espejo ocupa toda la pared lateral, justo enfrente a la cama, es  uno de esos armarios pasados de moda ya, que por puertas correderas tienen en  realidad espejos correderos. Es capaz de absorber todo desde esa calma, extraña sensación, como si todos sus sentidos, pero sólo ellos, sin el eterno y extenuante regir del cerebro ,se hubiesen puesto a trabajar frenéticamente…el aire denso, manchado, cargado de aromas y de sudores, el olor del sexo y de su perfume  se izan lentamente al techo y a medio camino se entremezclan, hacen filigranas, se abrazan en una danza cadenciosa y alucinada, es vagamente consciente de la presencia del  amante, como si su sola presencia fuese una parte más del parco mobiliario. Y sigue y sigue mirando a la mujer de enfrente, ésa que es y no es ella a la vez, el pelo brillante, largo, negrísimo, que cubre ligeramente los pechos redondos y rotundos sin llegar a taparlos, el vientre ligeramente abombado, las piernas largas y torneadas, el tacto de la seda y el color del chocolate… todo se reduce  a eso, olores, sabores, penumbra,  pálpito… y el ruido apenas audible del silencio total de ese  cuarto. Volviendo perezosamente a la realidad, el cerebro comienza a trabajar de forma inconsciente y repite mentalmente los versos de Renee V. …nunca volverás a estar más viva que entre los brazos de un amante entregado, ni te verás tan hermosa como en sus ojos cuando los nubla el deseo….casi al  tiempo que  los repite mentalmente oye las palabras del hombre, que muy lentamente la arrancan de la letanía, y empieza a sentir a través de otros sentidos que no son los suyos, él parece haberse dado cuenta de su lejanía, siente celos del espejo,  e intenta atraerla de nuevo hacia él, sus dedos otra vez dentro de ella, moviéndose con sabiduría y dulzura-eres preciosa…eres preciosa…preciosa….-y se deja arrastrar nuevamente por sus sentidos y también por los de él, que, al unísono, entonan otra vez la eterna melodía de excitación ,sudor y fiebre de todos los amantes del mundo.
Termina de escribir y cierra el portátil de un golpe, casi avergonzada. Ya está, lo ha registrado, lo ha plasmado antes de que se diluya a fuerza de olvido y cotidianeidad, no está segura de que la magia regrese,  y además, al escribirlo, se convence a si misma de que la magia existió, que no fue producto del sueño o de su mente. Allí está la magia, o el reflejo de ella, atrapada, diseccionada, en un documento de word, así no se descompondrá en moléculas, piensa.
También piensa- necesito una ducha y un café-Y arrastra los pies hasta la diminuta cocina, enciende la cafetera y un pitillo, que posa cuidadosamente sobre el cenicero de porcelana con una vaca dibujada, para correr a abrir la puerta, porque el timbre ha empezado a sonar, insistente  y molesto. Ana entra sonriendo como una boba, le planta dos sonoros besos en la mejilla y tras arrojar el abrigo en el sofá, se dirige taconeando a la cocina, se sienta, enciende un cigarro y la mira expectante con la misma sonrisa boba estampada en los labios:
-Joder… esa cara de ángel….qué….qué tal se ha portado el Vicentín?
-Bueno….la verdad es que muy bien- y no encuentra las palabras para describir a su amiga la magia, tampoco lo  desea, así que se limita a parafrasear a Sabina- El Ínclito, el Maravilloso, el de los Dedos Vertiginosos…..
-Joder, con la tía, vaya suerte…- la mira estupefacta-   tres años sin follar y la primera vez das con uno de esos…
-Sí, suerte…supongo, quieres café no ¿?
-Sí, sólo, que quiero despertarme bien para oír todo lo que  me tienes que contar, guapa.
Saca dos tazas blancas de porcelana gruesa de la alacena y galletas del aparador y lo dispone todo encima de la mesa, sólo entonces se sienta frente a su amiga y exhalando el humo con fuerza, exhibe una inmensa sonrisa pícara.
-La verdad es que estoy como  nueva tía, y eso que he dormido dos horas…
-No… ya te veo …ya….Pues mira bonita, por la experiencia que yo tengo  con los tíos, que no es desdeñable, como tú ya sabes, te diré que la mayoría saben utilizar muy bien su polla, que por otro lado es un mecanismo bastante simple y rudimentario, aunque no exento de curiosidad, pero no tienen ni idea de cómo utilizar sus dedos..yo creo que esto tiene bastante que ver con el egoísmo, con el afán de buscar su propia satisfacción a toda costa, sin pensar en la mujer que tienen al lado, que, tristemente, también acaba renegando de su propio placer  y cerrándose indefinidamente a si misma las puertas del cielo…Así que si has dado con uno que sabe utilizar los dedos, cásate con él, te hará muy feliz….
-Estás loca, tómate otro café, anda.
En realidad Ana sí está un poco loca, es una loca maravillosa .La  gente con exceso de cordura no suele ser divertida, ni apasionada, y, en opinión de Esther, no suele sacar de la vida todo el jugo , porque la gente con exceso de cordura no se permite sentir, imaginar, fantasear con lo que, a priori, parece imposible, todo lo ven desde el prisma del aquí, del porcentaje, de las limitaciones, que a menudo, siempre, ven como infranqueables…Esther suscribe al poeta :“desprecia la tiranía del número ,tanto más mezquino cuánto más exacto” …
De  hecho, Ana tiene mucho que ver con que ella hubiese encontrado la magia. Aunque eran amigas desde la facultad, su relación se había intensificado en los últimos tres años, justo desde la muerte de Charo y de la separación, justo cuando más la necesitaba, vamos.


domingo, 20 de febrero de 2011


VARIOS EFECTOS DEL AMOR
          Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde, animoso,
         no hallar, fuera del bien, centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso.
        Huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño ;
       creer que un cielo en un infierno cabe,dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor. Quien lo probó lo sabe.
Lope de Vega

martes, 15 de febrero de 2011

elegía...primera parte

El sábado nos reunimos en un sitio de esos de fiestas infantiles, "un campo de concentración "como les llama Antón. Celebrábamos el cumple de la niña de Berta, tres añitos ya...el tiempo corre que se las pela. Y allí estábamos las tres, Carmen con el mayor, siete meses más que el mío, y con la pequeña, de apenas mes y pico colgada del pecho. Yo llegué un poco preocupada, porque la vida de Berta justo acaba de dar un giro drástico, aunque ciertamente esperado, pero no por ello menos doloroso. Y resultó, raras veces pasa, que mi preocupación dio un giro hacia la alegría y la esperanza nada más verla, porque la encontré serena, tranquila, y guapísima. De hecho, nos cuenta que duerme bien, que ha engordado dos kilos, que el futuro empieza a perfilarse en su preciosa cabecita , esa que en el instituto estaba poblada de unos rizos negros hermosos, rotundos , y que ahora luce una media melena sofisticada y lisa, de color cobrizo. Las tres aprovechamos los escasos momentos en los que no hay nadie en la sala de adultos para dirigirnos unas a otras miradas ansiosas, interrogantes: que tía, que tal? como va esto? como va aquello? La vida , nuestras parejas, trabajos , hijos, desvelos cotidianos no nos permiten vernos como antes, aunque hablamos por teléfono todas las semanas, como un ritual, pero claro, nos falta la comunicación no verbal, la de los gestos y sobre todo la de la mirada , me dices que estás bien... pero necesito verlo en tus ojos. Carmen, como siempre, paciente y amorosa, es la que menos habla y la que más escucha, pero las otras dos esperamos ansiosas sus palabras, siempre nos aporta el punto de vista equilibrado, racional , nos aconseja como nadie y hasta ahora, nunca se ha equivocado y mira que son años...La primera vez que vi a Carmen ambas teníamos siete años .Empezamos compartiendo la acera para jugar a la mariola, y luego compartimos la primera pandilla, los primeros amores, la primera borrachera, las desilusiones y las ilusiones que la vida nos trajo, nos enamoramos, mucho más tarde nos enamoramos de verdad, nos casamos, ella en el 99, yo unos pocos años más tarde...tuvimos hijos y nos apoyamos, yo en ella sobre todo, como siempre...y así hasta hoy. Berta llegó en el instituto. Se sentaba una fila por detrás de mí y me dio la primera lección de humildad, que falta me hacía, con una sola frase "non, Uxía, debes ir ti alí...,"ante mi prepotencia instando al profe de Lengua para se acercase a mi pupitre, para hacer unas observaciones nada halagüeñas sobre mi examen, en vez de hacerlas en público...Por eso siempre que hablo de ellas hablo de "mis amigas de siempre". Pero lo cierto es que la vida ha sido generosa conmigo, y que después de ellas llegó Emma, que en la facultad tenía el pelo caoba y me encantó, antes de conocerla , porque siempre protestaba por todo y siempre tenía una opinión, que además, expresaba. Fuimos poco a poco, hasta que nos convertimos en inseparables. Allí estaba ella en la tarde de mi primera cita con mi marido, dándome el visto bueno "no, esa cazadora no, espero que me la quito y te llevas la mía vaquera" , allí está siempre desde hace 15 años , llorando por mí el día que nació mi hijo, siendo la mejor madrina del mundo, y aquí estoy yo acabándole los refranes (porque los utiliza constantemente a pesar de que no se sabe ninguno) desde hace quince años, a pesar de que yo odio los refranes  y le digo para chincharla "mujer refranera, mujer puñetera.." 

elegía...segunda parte

Y mira si la vida fue generosa conmigo , que años más tarde me trajo a Lucía,  envuelta en un escenario y unas circunstancias en las que yo no habría soñado nunca encontrar ese tesoro, porque yo siempre fui muy escéptica respecto de la amistad que se puede hallar en el trabajo, y muy temerosa de las desastrosas consecuencias de la confianza mal otorgada. Además , Luci tenía , y tiene, diez años menos que yo , por lo que lo que yo no esperaba más que un café agradable en el office cada mañana.  Y descubrí que no sólo Lucía tenía más cabeza muchos treintañeros o cuarentañeros que conocía, sino que era uno de esos raros hallazgos de persona buena, vital, entusiasta, generosa, a pesar de los palos que se había llevado, porque existen muchas personas que, cuando ven esas cualidades en otro ,se sienten más inclinados a traicionarlas que a aprender de ellas. Y he aquí que empezó de nuevo el maravilloso proceso de construcción, de gustarnos mucho lo que veíamos la una en la otra, y luego, el consiguiente proceso de consolidación, de compartir muchos momentos, confidencias, alegrías , temores…Por eso, cuándo años más tarde una mañana me dijeron que estaba ella solita en un túnel muy largo y muy oscuro, maldije por primera vez en mi vida haber perdido la fe tantos años antes,  y enfermé muchos días de rabia y de impotencia, porque yo ya no sabía rezar, y no podía, nadie podía, meterme en el puto túnel y traerla de vuelta.
Así que un día decidí que lo que sí podía hacer era esperarla cuándo , caminando a tientas, encontrase la salida. Y todos los días, al llegar a casa del trabajo, encendía una vela muy grande en cuya base puse una foto suya, en la que, por cierto ,estaba preciosa. Y descubrí que con ello, había conjurado a la esperanza, y había logrado que ésta se instalara en mi casa, cuándo un día mi hijo, que entonces apena tenía dos añitos, y que, muy a mi pesar, siempre ha sido increíblemente permeable a mis emociones, dibujando un árbol de navidad, con sus correspondientes regalos, me dijo :” ves mami, éste regalo para papi, y éste para mami, éste para mí..” y dibujó un cuarto regalo “Y éste cielo?” “mami, éste es para Lucía” . Mi niña llegó para navidad, mucho antes, y consiguió la proeza no sólo de salir del túnel, sino de hacerlo mucho más humana y sabia que antes, que mira que era difícil.
Y bueno, esta elegía no estaría completa sin ella, la más fuerte y valiente de las mujeres de mi vida. Porque ella es pequeña, delgada , bella y aparentemente frágil…pero Ana es fuerte como un Jedi. Es mi psicoanalista particular, y lo hace genial. Sabe ver lo oculto de las personas y encontrar razones para sus acciones o sentimientos que ni ellos mismos logran identificar. Ella me ayuda a recuperar la fe en personas o situaciones cuándo estoy a punto de tirar la toalla y no consigo ver lo positivo de ellas. También me ayuda a recuperar el equilibrio cuándo lo pierdo, que es más o menos cada quince días. Y no me deja cejar nunca en el empeño de construir y ver como posible el futuro luminoso que deseo, me recuerda las razones por las que es importante no dejar de luchar, aunque sea difícil. Y lo mejor es que no lo hace porque sea fácil en los demás, es consecuente con aquello que enseña. No en vano, un día decidió que no quería seguir viviendo sin amor y se enfrentó ella solita al mundo, con todo su miedo y su dolor a cuestas, sin pedir siquiera ayuda o consejo, en pos de una vida mejor. Y lo consiguió. ..o en ello estamos…pero juntas.
Por todo esto, si hago un simple ejercicio de honestidad para conmigo misma, no estoy  orgullosa de ningún logro, y no es modestia (ojalá lo fuera), es la claridad de ver que todo logro hubiera sido rotundamente mejorable con suerte (un poco más), esfuerzo ( mucho más) y constancia (soy una inconstante crónica)….Pero sí estoy orgullosa de mis amigas, de todas ellas, de haber tenido la suerte (mucha) de haberlas encontrado e identificado en el mar de gente, de haber hecho el esfuerzo (poco, sale solo) de haber estado cuando la vida vino de frente y también cuando vino de culo, de que todas hayamos tenido la constancia de quedar cada cierto tiempo necesario, a cenar, a tomar unas copas, un café, aunque estemos reventadas, aunque los niños nos den malas noches, aunque el curro-casa- pareja-obligaciones nos dejen sin energía y con ganas sólo de estar tiradas en el sofá…Y sobre todo estoy orgullosa de que ellas hicieran el esfuerzo y tuvieran la constancia de mantenerme en sus vidas todos estos años. Porque yo, como los niños, doy muy malas noches.

miércoles, 9 de febrero de 2011

la paciencia

De todos los bares de la ciudad, ha tenido que entrar en el mío, pensó igual que Rick Blaine, sintiendo que todos sus nervios se tensaban y su estómago se contraía dolorosamente- el miedo de la barriga- como decía de niña , cuándo ante la inminencia de un examen o la visita al dentista, sentía idéntica aprehensión.  Y para colmo hoy no estaba Meri para atender las mesas. No había forma de evitar que la viese. Demoró el momento. Atendió con inusitado esmero a la señora Josefa y al funcionario de Sanidad, que todas las mañanas tomaban lo mismo: descafeinado doble, sólo con azúcar y churro. Cada cinco segundos miraba de soslayo la mesa del fondo e intentaba calmar la ansiedad- soy adulta joder adulta- no tengo quince años- y el monólogo interior incesante- está casi igual bueno no… tiene menos pelo … ha debido sustituir las gafas por lentillas….le va bien….arreglado pero informal ….y eso qué es …un maletín de cuero…claro es profesor, no podía ser otra cosa….o escritor… o funcionario…- aquí tiene señora Josefa no quiere algo para acompañar?... cruasán, magdalena?- ….joder en cualquier momento mirará hacia la barra para ……Bueno, voy un momento al baño eh señora Josefa, si se acerca algún cliente le dice que ahora vengo-
Y yo? Estoy igual? Se  preguntó ante el espejo
-Hola!! como va? oye tú cómo vas en Latín? porque yo bajo mínimos-eran las ocho de la mañana, el bus universitario a tope y justo se acababa de quedar libre el asiento contiguo-por cierto creo que somos tocayos, encantado ….
Desde ese día se hicieron inseparables durante cuatro años.  Berto y Berta . Eran como un único ente en la facultad, hasta el punto que los llamaban “los bertos”. Compartieron muchos días de clase, confidencias , horas de biblioteca. El venía de Magisterio , tenía 24 ,  muy clara su vocación docente . Ella, sólo 18 y nada claro en la vida , ni siquiera la vocación…él tenía muchos amigos . Ella ,un novio de los de toda la vida, un tipo bastante celoso y posesivo, que le daba más miedos que alegrías. Empezaron a quedar pronto fuera de la facultad y se pasaban muchas tardes en los cafés, hablando y hablando , de filosofía, de política , de literatura …ella aprendía , le miraba, le admiraba… él la escuchaba… más que lo que decía, le tenía fascinado su frescura, el tono dulce y pausado de su voz, la pasión con que desgranaba cada libro que descubría, cada película que la emocionaba , el brillo de sus ojos, su avidez por lo que la vida de repente le ofrecía.
Pasaron años así sin desmarcarse nunca del rol de compañeros, aprendieron a reconocerse en los silencios y las miradas del otro, todo el mundo los veía como pareja sentimental, todo el mundo excepto ellos mismos.
Hasta que un día y sin saber bien por qué decidieron darle la razón al mundo y ese fue el principio del principio y el principio del fin. Su vida como amantes fue infinitamente más efímera que como compañeros, apenas unos dos meses muy intensos, de los cuáles el escenario más habitual , no ,el único escenario, fue la cama de él, en el piso de estudiantes que compartía.
En la facultad disimulaban , apenas se miraban, ella conservaba, a saber por qué razón, a su novio talibán y la aterrorizaba el qué dirán. El esperaba impaciente una madurez sentimental que ella aún tardaría años en adquirir . Comenzó a sentirse incómoda con él, a esquivarlo , a sentir este nuevo interés de suyo , ansioso y persistente, como una cárcel , y a añorar a su paladín, su caballero ,ese que la miraba embelesado , la protegía , la mimaba , la cuidaba, la escuchaba…y nunca pedía nada más que poder mirarla otro segundo….la asfixia duró poco, él, confundido, le pidió que se decidiera, que se pronunciase… y ella no pudo...enmudeció… desapareció.
Se enfrentó al espejo .  Alguna arruga, un poquito más vieja. Bien. Se peinó, se colocó bien el delantal sobre la camiseta blanca de algodón .Sonrió .El miedo de la barriga apaciguado  vagamente. Sin pensar y sin pasar por la barra fue directa a la mesa del fondo.
Ya no estaba. Se había cansado de esperar.