martes, 15 de febrero de 2011

elegía...primera parte

El sábado nos reunimos en un sitio de esos de fiestas infantiles, "un campo de concentración "como les llama Antón. Celebrábamos el cumple de la niña de Berta, tres añitos ya...el tiempo corre que se las pela. Y allí estábamos las tres, Carmen con el mayor, siete meses más que el mío, y con la pequeña, de apenas mes y pico colgada del pecho. Yo llegué un poco preocupada, porque la vida de Berta justo acaba de dar un giro drástico, aunque ciertamente esperado, pero no por ello menos doloroso. Y resultó, raras veces pasa, que mi preocupación dio un giro hacia la alegría y la esperanza nada más verla, porque la encontré serena, tranquila, y guapísima. De hecho, nos cuenta que duerme bien, que ha engordado dos kilos, que el futuro empieza a perfilarse en su preciosa cabecita , esa que en el instituto estaba poblada de unos rizos negros hermosos, rotundos , y que ahora luce una media melena sofisticada y lisa, de color cobrizo. Las tres aprovechamos los escasos momentos en los que no hay nadie en la sala de adultos para dirigirnos unas a otras miradas ansiosas, interrogantes: que tía, que tal? como va esto? como va aquello? La vida , nuestras parejas, trabajos , hijos, desvelos cotidianos no nos permiten vernos como antes, aunque hablamos por teléfono todas las semanas, como un ritual, pero claro, nos falta la comunicación no verbal, la de los gestos y sobre todo la de la mirada , me dices que estás bien... pero necesito verlo en tus ojos. Carmen, como siempre, paciente y amorosa, es la que menos habla y la que más escucha, pero las otras dos esperamos ansiosas sus palabras, siempre nos aporta el punto de vista equilibrado, racional , nos aconseja como nadie y hasta ahora, nunca se ha equivocado y mira que son años...La primera vez que vi a Carmen ambas teníamos siete años .Empezamos compartiendo la acera para jugar a la mariola, y luego compartimos la primera pandilla, los primeros amores, la primera borrachera, las desilusiones y las ilusiones que la vida nos trajo, nos enamoramos, mucho más tarde nos enamoramos de verdad, nos casamos, ella en el 99, yo unos pocos años más tarde...tuvimos hijos y nos apoyamos, yo en ella sobre todo, como siempre...y así hasta hoy. Berta llegó en el instituto. Se sentaba una fila por detrás de mí y me dio la primera lección de humildad, que falta me hacía, con una sola frase "non, Uxía, debes ir ti alí...,"ante mi prepotencia instando al profe de Lengua para se acercase a mi pupitre, para hacer unas observaciones nada halagüeñas sobre mi examen, en vez de hacerlas en público...Por eso siempre que hablo de ellas hablo de "mis amigas de siempre". Pero lo cierto es que la vida ha sido generosa conmigo, y que después de ellas llegó Emma, que en la facultad tenía el pelo caoba y me encantó, antes de conocerla , porque siempre protestaba por todo y siempre tenía una opinión, que además, expresaba. Fuimos poco a poco, hasta que nos convertimos en inseparables. Allí estaba ella en la tarde de mi primera cita con mi marido, dándome el visto bueno "no, esa cazadora no, espero que me la quito y te llevas la mía vaquera" , allí está siempre desde hace 15 años , llorando por mí el día que nació mi hijo, siendo la mejor madrina del mundo, y aquí estoy yo acabándole los refranes (porque los utiliza constantemente a pesar de que no se sabe ninguno) desde hace quince años, a pesar de que yo odio los refranes  y le digo para chincharla "mujer refranera, mujer puñetera.." 

2 comentarios:

  1. jejje! Está bueno leerte es saber mas de esa vida que por las distancias nos perdimos compartir! TE QUIERO PRIMA ♥

    ResponderEliminar
  2. Querida amiga,quiero felisitarte por tus posts. Enhorabuena.

    ResponderEliminar