miércoles, 4 de mayo de 2011

más que mirarse (XII)

La ilusión y la curiosidad habían ido dejando paso de forma casi imperceptible a la ansiedad y el temor. Esther le daba vueltas y vueltas y acababa llegando al desaliento…parece que haya pasado una eternidad desde que no salgo con un hombre…me siento insegura a más no poder…qué hago…qué digo…cómo me comporto…
A la hora de comer, Ana pasó por la librería a recogerla, para ir a picar algo y de compras. Escogió en skunfunk un vestido negro y verde bastante favorecedor, ligeramente ceñido y con cuello barco- éste te va perfecto con la chaqueta de piel corta y sandalias, había dicho su amiga-  El buen rollo de Ana era contagioso, como siempre, y poco a poco se fue sintiendo mejor. Tomaron un crepe salado en La Petit y decidieron hacer sobremesa en el Sport Café. Todavía no le había hablado del mensaje de Miguel y creyó que era un buen momento. La vehemencia de Ana la sorprendió:

-Joder Esther…que se vaya a hacer puñetas…lo que más me jode es ver que dudas y le das vueltas… ¿dónde estaba cuándo tuviste que enterrar a Charo?.... ¿dónde estaba cuándo pasaste mil y una noches sin dormir, haciendo frente sola al desmantelamiento de la casa, a los problemas con el negocio?
-pues no sé Ana…igual está arrepentido…de todas formas, la posibilidad de explicarse no de le niega a nadie, no?
-la  posibilidad de explicarse, como tu le llamas, en este caso entraña un peligro enorme para ti, nena, para el equilibrio que has logrado conseguir con tanto esfuerzo…mira Esther, no te ofendas…pero siempre has sido ingenua a más no poder….está buscando un beneficio sólo para él, no para ti…está buscando aliviar su culpa, o su soledad, o su arrepentimiento… a tu costa. Hay que saber plantarse, decir que no, Esther…cada palo que aguante su vela…los actos tienen consecuencias…Miguel eligió vivir sin ti, desterrarte…tal como yo lo veo, es una cuestión de dignidad y de amor propio…de tu dignidad y tu amor propio…
-ya lo sé…ya lo sé…de todas formas, no he decidido verle…en tal caso, esperaré a sentirme más fuerte
-como veas…pero no confíes tanto en los buenos sentimientos de la gente…tú ya no eres su pareja, ni siquiera su amiga…así que si tiene problemas que llame a sus colegas…a ti te toca empezar a vivir, ya has sufrido bastante por él…no se puede ir por la vida así, joder, ahora estoy mejor sin ti, ahora te necesito…no eres un juguete, para cuando se aburre o no encuentra algo mejor.

Mientras Ana iba al baño, el camarero trajo los segundos cafés. Esther maldijo una vez más la hipocresía de la ley antitabaco, que le arrebataba uno de los mayores placeres de la vida, el café no era lo mismo, los cafés ya no eran lo mismo…se había perdido esa esencia entre costumbrista y literaria de exhalar el humo al ritmo de los sorbos pausados y las disquisiciones vitales o filosóficas. Ana volvió y empezó a mirarla con esos ojillos sonrientes y pícaros de cuándo barruntaba alguna de las suyas. Después de unos segundos, se llevó la mano al bolsillo y arrojó encima de la mesa una mini caja de preservativos:

-los tres primeros los echas a mi salud….
-gracias- Esther rió con ganas- no tenías que haberte molestado…
-no es molestia, los acabo de pillar de la máquina del baño…
-loca…tómate el café, anda, que se te enfría…

Al salir, decidieron aprovechar la calidez del día para pasear por la dársena y la zona del puerto. Un enorme barco de crucero había atracado ese mismo día y toda la zona de Maria Pita estaba poblada de gente rubia y colorada, con bermudas y aquel horror estético que tanto parecía gustarles, sandalias y calcetines blancos.
Esther sentía la necesidad de hablar de los diarios. Desde luego los temores de Charo acerca de la posibilidad de que su hallazgo supusiese para ella un descalabro, eran fundados.

-no sé Ana, desde luego soy una adulta, y sería muy ingenuo pensar que Charo no tuvo otra vida, aparte de la de trabajar y criarme…pero me desconcierta descubrir ciertas cosas, cómo cuándo habla de Juan y de repente duda de lo que siempre ha creído casi como dogma de fe…lo del matrimonio y los hijos….
-quería casarse con él, entonces….
- no tanto como eso…desde luego no piensa en el matrimonio como tal, como institución o forma de vida en si misma….ella sabe desde el primer momento que es una relación sentenciada de antemano…la vive con mucha angustia, con desasosiego, con miedo…pero tiene sus momentos de bajón y explica que ese deseo que la embarga a veces de vivir con Juan el día a día…
-normal…cuando te enamoras…luego acabas de cotidianeidad hasta el gorro, pero al principio…
-claro…pero ellos no pueden ni siquiera planteárselo…imagínate…el divorcio en España ni siquiera existía…por no existir no existía ni la separación….además, estaban los niños de él, es algo que a ella le preocupaba mucho, no soportaba la idea de ser responsable del sufrimiento de unos niños…
-pero…no se quedó embarazada no?
-no, que va…hay monólogos, reflexiones muy largas en las que se reconoce a sí misma esa necesidad que siente…incluso llega a decir que no concibe una gloria mayor que sentir en su interior un hijo de ambos, que imaginar como sería, su belleza, su inteligencia, la llena de felicidad y también la tortura…
-joder…pobre Charo…ella que educó a tantos niños y nunca pudo tener uno propio…debió ser una frustración tremenda…
-sí, eso pienso yo…sobre todo teniendo en cuenta que lo de la maternidad era algo que nunca la había acuciado…y cuando encuentra un hombre, un amor que despierta ese afán…resulta del todo imposible…habla de que esa clandestinidad con la que tienen que vivir su historia es como un eterno noviazgo, sin posibilidad de llegar a más
-bueno, por otro lado, es una situación que muchos considerarían envidiable…
-sí, sí…pero a ella llega un momento en que la clandestinidad la supera…anhela un poco de rutina, de normalidad…no tener que esconderse…llega a decir que esa forma de vida más parece de delincuentes que de personas normales…
-claro, es que tenía tener los nervios a flor de piel…dios….y yo que recuerdo a Charo siempre serena, siempre alegre, siempre con una palabra amable que decir a todo el mundo…
- bueno, es que ten en cuenta que cuándo tu la conociste ya había pasado mucho tiempo, ya estaba muy avanzado el  proceso de aprender a vivir sin él, la gente ya había olvidado el escándalo y no la señalaba por la calle…
-ya, el tiempo que todo lo cura…es una verdad como un templo…
-ya estás tú con tus refranes…pero sí, es cierto….todo lo cura…o más bien todo lo minimiza….ya me ves a mi ahora con Miguel…
-sí, pero la diferencia es que Miguel se fue porque quiso, eligió irse, pero a Charo y a Juan los echaron de su propia vida, a patadas, de la peor de las maneras…
-desde luego, para dos personas inteligentes y sensibles como ellos, tener que soportar esa caza de brujas tuvo que ser un infierno…si lo piensas bien, además les tocó el peor de los escenarios…esa España deprimida, mojigata, cautiva de mil y un prejuicios, sin libertad para hablar, para actuar….con esa moral y esa religión asfixiantes, ya no era falta de libertad para actuar, es que ni sentir podían…esa prohibición desmesurada y sin sentido…como si uno pudiera elegir lo que siente…
-claro…el caldo de cultivo perfecto para millones de reprimidos…es imposible vivir la sexualidad y el amor de una forma sana con tanta estupidez y represión, sería una población de infelices…

Casi sin darse cuenta, habían llegado a la librería y Esther se dispuso a abrir la verja.

-bueno nena…suerte esta noche…olvídate de todo y pásatelo bien, eh??
-que siiii…no te preocupes…cerraré una hora antes y me iré a casa a arreglarme…mañana pásate a tomar un café y te cuento…

Se despidieron con un beso y Ana se alejó a prisa por la acera. 

2 comentarios:

  1. los turistas del barco eran belgas?? ;-)

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  2. ja ja !!! que lo dices por los escayolos y las sandalias, no?? si ej queeeeeee

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